jueves, 30 de noviembre de 2017

Frank Fernández descubre a un cubano Maestro del piano.


Frank Fernández
Por: Onis Yissel Ruiz (estudiante de Musicología. ISA)

Hablar del piano en Cuba, de la música de concierto en Cuba, de la escuela cubana de piano, o de la enseñanza de ese instrumento y de sus múltiples frutos y proyecciones a escala nacional e internacional, nos haría crear nuestro propio círculo de protagonistas. Sin embargo, podría preguntar qué cubano no incluiría en él su nombre. Entonces, Frank Fernández, resonaría nuevamente entre notas y arpegios pasando por sus manos, y tantos y perfectos sonidos musicales, cual mágica aureola, nos presentarían una vez más  su maestría y su amor por el piano, por su país, o nos contarían de sus empeños por brindarnos a todos, desde su visión, la música de Cuba y del mundo. 

Un tiempo antes de realizarse esta entrevista, Frank Fernández había sido invitado al reestreno de la sala Bolshói, la Gran sala del Conservatorio P. I. Tchaikovski de Moscú. De obligada mención en la historia del piano, esa sala no sólo ha recibido en sus predios a los más grandes pianistas del mundo de todas las épocas, según palabras del propio maestro, sino que también está considerada entre las seis salas de concierto de mejor acústica del mundo.

En esa ocasión, Frank Fernández fue invitado por su profesor, el notable pianista Víctor Merzhánov –toda una institución de la escuela rusa de piano- a impartir clases magistrales en el mismo conservatorio en el que, décadas anteriores, cristalizó su formación como pianista “de concierto”. De esta forma, el pianista cubano se convertiría en el primer graduado del Tchaikovski de Latinoamérica al cual se le invita a dictar una clase magistral. Entonces, Frank Fernández regresó a Moscú.

Al comentarnos sobre la experiencia luego de haber alcanzado gran éxito con su interpretación del Concierto para piano No.2 en do menor del compositor ruso Serguéi V. Rachmáninov junto a la Orquesta Sinfónica de Moscú; y sobre el resultado excepcional que dejó en el Conservatorio su proyección en las clases magistrales, con la petición de que regresara cada año a dictarlas en la escuela más fuerte de piano del mundo, el maestro mostraba su emoción y satisfacción. Su tono conversacional tenía el cuidado de cada detalle en su afán de hacer llegar al lector sus ideas con claridad, y ofrecer una visión integral de cada elemento, más allá del hecho en sí mismo.

Frank Fernández: Haber sido invitado a la sala Bolshói del Conservatorio Tchaikovski, en la cual ya he tocado en seis ocasiones y con una tradición histórica de esa categoría ya era una cosa extraordinaria, pero lo que desde mi punto de vista, y el de muchos críticos y personas especializadas, constituye el homenaje más importante es la restauración que le acaban de hacer.

A mí me habían dicho ya que en la restauración se proponían  mejorar esta acústica, yo me emocioné, pero no lo creí en realidad, yo hoy te puedo asegurar que lo lograron. Las grandes acústicas –que,  para los no entendidos, los no acostumbrados a estas palabras, se refiere a la respuesta sonora, a cómo responde un local a la producción del sonido de una orquesta, de un piano, de un instrumento solista, de un vocalista, o de un coro- son algo muy cotizado, muy respetado y muy valorado. Hay mucha gente que dice que las salas suenan por si mismas, yo creo que es cierto.

En este año que la acaban de restaurar, ellos decidieron invitar a los artistas que consideraban merecedores de este honor, y yo fui seleccionado para la reapertura, hasta ahora el único latinoamericano que fue elegido, no te puedo asegurar si habrá otro durante este año. Han sido invitados la Filarmónica de Viena, la  Filarmónica de Pekín, Daniel Barenboim, Gideon Cremer con Marta Argerich, y otras personalidades de alto nivel.

Esto ha sido una experiencia extraordinaria para mí, que considero un premio no solamente a mi persona, sino a la pianística cubana, a la escuela de piano cubana, joven, incipiente, que a pesar de no ser comparable todavía con la escuela rusa o la escuela francesa, si es un hecho indiscutible que tenemos que agradecer a tantos pianistas desde Ignacio Cervantes en el siglo XIX, hasta los más contemporáneos.

…de las clases magistrales en el Conservatorio de Moscú…
Frank Fernández: El segundo elemento que ha hecho de esta presentación algo que no soñé que se pudiera dar, es que fui invitado a dictar una clase magistral por mi maestro Víctor Merzhánov, una leyenda viva de la escuela rusa de piano, gran pedagogo y pianista, al que acaban de otorgar una de las cátedras de piano del Conservatorio Tchaikovski.

Él propuso a la dirección del conservatorio y al claustro de piano que yo dictase una clase magistral, y no sólo fue aprobado, sino que excepcionalmente, además de convertirme en el primer graduado del Tchaikovski de Latinoamérica al cual se le invita a dictar una clase magistral, el tema me lo dieron libre. De alguna manera pensé, quizás por complejo campesino, o por el colonialismo mental a que nos tienen acostumbrados a los latinoamericanos,  que solamente les iba a interesar a los europeos, a la escuela rusa que es la más grande y más fuerte de piano, el mundo de la música que para ellos es llamada exótica, el mundo que tiene que ver con los elementos nacionales de América Latina. Pero el profesor Sokolóv, rector del conservatorio, al cual le envío un extraordinario saludo de agradecimiento y de cariño, dijo:

Sokolóv: - No, no, el maestro Frank Fernández escoge el tema sobre la música que más le interese, y en ningún caso estamos esperando que sea música desconocida para nosotros, al contario, nos interesan sus versiones porque, si él ha logrado tocar la música rusa de un Rachmáninov y un Tchaikovski al mismo nivel de los mejores exponentes de la escuela rusa, a nosotros nos interesan sus puntos de vista.

Frank Fernández: Y yo escogí, ni corto ni perezoso, los cinco conciertos para piano de Ludwig van Beethoven.

Para la clase magistral se hace un llamado a los alumnos, y de los que se matriculan se escogen los que más interés reporten a la audiencia. En este caso se seleccionaron a dos pianistas fuertísimos, un alumno ruso del tercer año, ganador del primer premio del concurso del Conservatorio Tchaikovski del año anterior: Vladimir Sishkov, y un pianista recién graduado que ya tiene dos premios internacionales: Andrei Alexandrovich.
Uno de ellos escogió el segundo concierto de Beethoven y el otro escogió el quinto, “El emperador”. Lo más difícil para mí, no se si fue tener la presencia de mi maestro en primera fila, el tener ahí a ese hombre de tanta sabiduría, de tanto dominio, o el hecho de que yo había terminado la noche anterior el concierto de Rachmáninov con la Orquesta Sinfónica de Moscú sobre las diez de la noche; y la master class era a las dos de la tarde del día siguiente al concierto.

Al concluir la clase magistral de Frank Fernández, el maestro Víctor Merzhánov expresó sus impresiones sobre el desempeño de su alumno cubano:

Víctor Merzhánov: Me he sentido espléndido ante lo extraordinario. No siempre tenemos la oportunidad de apreciar en un antiguo alumno, de otro país, de otra cultura, tantos años después, la fuerza con que se mantiene vivo el espíritu y el estilo de este conservatorio. Comprobar en el tiempo la profunda y total comprensión de lo que entregué a mis alumnos y verlos devolviendo eso mismo a los jóvenes, con tantos detalles, con tanta pasión, es un privilegio que agradezco a Dios.

Frank no es sólo un Maestro en el piano, es también un excelente pedagogo. No es extraño que él haya formado para Cuba a tantos pianistas laureados internacionalmente. Lo más importante para mí en este momento, a mis más de noventa y dos años, es tener la certeza de que en la querida Cuba, en la Isla de la libertad, siga vivo, a través de Frank, lo mejor del espíritu de la escuela rusa de música.    

Frank Fernández: Es muy difícil decirte si lo más importante del viaje a Moscú es haber tenido que enfrentarme a dos pianistas fuertísimos con el mundo beethoveniano sin haber ni siquiera repasado un poquito, aunque yo estaba trabajando en Cuba los cinco conciertos de Beethoven porque a mi regreso de Moscú tenía que empezar a grabarlos con la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección del maestro Pérez Mesa. O es que lo más importante es el haber tocado el concierto más ruso de todos los conciertos, porque yo quiero que los lectores sepan que no es Tchaikovski el compositor que los rusos consideran más representativos de ellos, lo aclaro porque yo pensaba que era así. Me sorprendí cuando supe que para los rusos el compositor que más expresa el alma rusa es Serguei Rachmáninov, entonces era no sólo ir a bailar a casa del trompo, era ir a bailar a casa del trompo, y el trompo que tenía que bailar era el del rey de los trompos. Fue muy hermosa la experiencia, y ver a mi maestro y escucharle decir esas cosas fue extraordinario.

Durante la entrevista, Frank Fernández compartió algunos de sus criterios sobre el desarrollo de la escuela cubana de piano en la actualidad. Además, analizó alternativas y acontecimientos que influyen en los procesos de formación académica y desempeño profesional de nuestros pianistas, y las formas en que éstos inciden en la pianística cubana en general.

Frank Fernández: A mí me parece que la enseñanza artística en general siempre depende, en todos los países del mundo, de las situaciones económicas de esos países. Cuba está atravesando por una crisis económica que no cabe duda que también le ha llegado a la parte, no tanto de la creatividad, que yo creo que se mantiene limpia, pura y fresca, si no de la realización y de la formación.
Tenemos extraordinarios alumnos y profesores, muchos han emigrado en busca de  soluciones más que nada económicas, eso creo que ha resentido la formación, y además el hecho de no tener buenos instrumentos. En la época en que yo enseñaba, hace más de veinte años, soy fundador del Instituto Superior de Artes (ISA), los pianos estaban en mejor estado que ahora, yo recuerdo que habían pianos de cuarta y media cola Yamaha en  casi todas las aulas del ISA, tengo entendido que ahora no es así.

Engañarnos con eso, decir que no hace daño, es mentirnos, y no quiero mentirme a mi mismo, en primer lugar, y mucho menos a los demás. Yo creo que eso ha afectado, sin embargo, creo que hay excelentes profesores, que hay excelentes alumnos y lo que a mi me preocupa es qué va a ser del futuro. Porque lo que sucede es que mucha gente que descuella se dedica a otros géneros, que no son el de la música clásica, por razones económicas el 90 %, a mí me lo han confesado talentos importantísimos de la pianística cubana, extraordinarios pianistas que podrían ser de los mejores en cualquier lugar del mundo.

Esto es fundamentalmente porque la música clásica sigue siendo la peor pagada, la peor estimulada. No cabe duda de que para dar un concierto de música clásica tienes que pasarte años trabajando, y en el mejor de los casos, cuando ya tienes repertorio, tienes que estar seis meses estudiando, y en la mayoría de los otros géneros donde interviene el piano, si tienes talento y estás en capacidad de una técnica poderosa, puedes estar una semana sin estudiar seis horas seguidas y con un día o dos de entrenamiento, tú puedes hacer una actuación notable.

En eso influye que en los géneros de la música popular –que son los géneros que se diferencian de la llamada música clásica- se depende mucho de la improvisación. Es  cierto que yo quisiera que la improvisación se incorporara obligatoriamente en la enseñanza regular de la música clásica; pero se ha perdido, y creo que  en ese sentido, nosotros tenemos que beber de los pianistas populares y asimilar muchísimo tanto del mundo sonero, de los jazzistas, como de cualquier género de la música popular, porque la improvisación desarrolla la imaginación, desarrolla la técnica, desarrolla el espíritu, desarrolla el conocimiento. Sin embargo, la realidad es que cuando uno está improvisando, si el pasaje te va saliendo bien con la idea que te dio tu talento, lo continúas, y si no lo cambias. Cuando vas a tocar una sonata de Beethoven tienes que tocar y tienes que repetir las mismas notas que escribió Beethoven, ése es el código de la música clásica, no lo inventé yo, y es también una espada de Damocles, y algo terrible para la preparación, exige mayor rigor y más horas de estudio.

Soy un amante de la música popular y la respeto, y de alguna manera toco algunos géneros, y te digo que “lo importante a fin de cuentas es hacerlo bien, y hacerlo bien es muy difícil, hacerlo mal es muy fácil en cualquiera de los casos, pero yo me refiero a que la preparación física e intelectual en la música clásica es mucho más rigurosa.”

La entrevista se desarrolló en el Estudio FF Sonido de Frank Fernández, justamente a su regreso de una sesión de grabación en los estudios Abdala. Y es que precisamente en estos momentos, el maestro se encuentra realizando, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa, un proyecto discográfico que, licenciado por el sello Colibrí, recogerá la interpretación de la integral de conciertos para piano de Beethoven. 
De gran complacencia fue presenciar la ilusión del maestro Frank por el proyecto, y que nos comentara sobre la magnitud del esfuerzo que ha demandado por parte de músicos y colaboradores, mientras nos refería la idea original y algunos sucesos relacionados con su importancia para la historia del disco y de la interpretación de la música de concierto en Cuba y en la América Latina.

Frank Fernández: Hace casi cuarenta años, yo fui el primer pianista que hizo en Cuba,  en dos días, la integral de conciertos para piano de Beethoven. Es importante aclarar a los lectores que siempre se habían tocado los conciertos de Beethoven en nuestro país, no fui yo el primero que los tocó, pero hacer los cinco en corto tiempo era un reto no sólo por la dificultad pianística, sino por la dificultad espiritual, psicológica, y por la resistencia física que eso requiere.
Los cinco conciertos de Beethoven son ejemplos maravillosos de lo más grande del clasicismo y del romanticismo. Beethoven es el último gran clásico y el primer gran romántico. Entonces, esto demanda no sólo un gran pianista, sino un estudio más profundo de la obra, si lo quieres hacer medianamente bien. Yo logré hacer eso en el Teatro Nacional, en la sala Covarrubias, y se quedaron quinientas personas fuera, a pesar de que aumentamos el precio de las entradas. Y subimos el precio y se llenó.

Se le hizo muy buena divulgación, tuve mucha ayuda de las revistas especializadas, de la prensa, la radio y la televisión. La promoción giraba en torno a una verdad indiscutible: usted puede ver en dos días, que es muy poco tiempo, la evolución de un siglo a otro. Eso despertaba la curiosidad de los públicos, y yo tuve esa dicha. Desde ese momento soñé con poder hacer la integral.

Es una tarea compleja, máximo cuando la Sinfónica Nacional lleva mucho tiempo sin sede, debido a la reparación del Teatro Amadeo Roldán. Esto ha hecho daño, pero yo creo que cada día, gracias al maestro Pérez Mesa, a la insistencia, a los grabadores Julio Pulido y Giraldo García, excelentes ingenieros de sonido, al equipo de producción, a Maricel Viera y Grethel Tallés, se está empezando a lograr un clima de excelencia que espero termine así.

Estamos grabando la primera parte en los estudios Abdala y haremos la segunda parte, las cadencias, las ediciones, las masterizaciones aquí en mi estudio. Es una tarea de la cual no me gusta hablar demasiado porque es un reto, no sólo porque es la primera vez que se está haciendo en Cuba, sino porque en Latinoamérica no conozco la grabación de estos cinco conciertos por un mismo pianista con la producción de disqueras nacionales. Pretendemos hacer CD-DVD, y les puedo decir que estoy poniendo alma, corazón y vida, y un poco más en echarle ganas a esto.

Casi al final de nuestra entrevista, el maestro Frank Fernández envió un mensaje a modo de invitación a los jóvenes lectores de La calle del medio.

Frank Fernández: Les puedo decir a los jóvenes que leen este periódico que no se dejen engañar por lo que les cuenten, que se convenzan por ustedes mismos de todo. La música clásica no es necesario conocerla para disfrutarla, para la música clásica lo que se necesita es tener sensibilidad. Para escuchar música de concierto no es necesario ir a la universidad, yo los reto a que vayan a un concierto mío y luego se entrevisten conmigo o publiquen aquí mismo sus experiencias.

Yo tengo la satisfacción de que va mucha gente joven a mis conciertos, no sé por qué me he ganado ese premio, no sé si lo merezco o no, pero lo disfruto muchísimo. Les puedo asegurar, y hay grabaciones que lo confirman, que yo he ido a Colombia a barrios marginales como el barrio de Agua Blanca en Cali, -al que no puede entrar ni siquiera un camión, y el piano han tenido que llevarlo hasta cierto lugar, y luego cargarlo en andas- y he tocado allí música de Franz Liszt, música de Frédéric Chopin, he tocado algunos clásicos latinoamericanos como Luis A. Calvo y Carlos Guastavino, Ignacio Cervantes y Ernesto Lecuona, por supuesto, y han quedado encantados, muchas de esas personas incluso siendo analfabetas.

Refiriéndome a personas no entrenadas, yo acabo de tener el placer extraordinario de haber sido invitado por Silvio Rodríguez a dos barrios llamados marginales, no sé si deba llamarlos así, tal vez deba llamarlos marginados o muy populares, lo que te puedo garantizar es que son barrios de personas que no están habituadas a ir a las salas de concierto. Allí, por una parte a piano solo, y por otra parte con Niurka González, la excelente flautista nuestra, hemos tocado Franz Schubert, Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart, algo de Frank Fernández también y una canción de Gonzalo Roig, y fue de un éxito extraordinario en los barrios Atarés y Pogolotti.

Les quisiera transmitir también que disfruten de todas las posibilidades de la música, que no se dejen engañar o confundir con lo que les impone la comercialidad, el comercialismo, la guerra mediática.

A mí me preocupan muchísimo las demostraciones del mal gusto en las que muchas esferas de la juventud está consumiendo la música. No hablo de ningún género en específico, sino de varios géneros, y creo que si algún valor tiene la música clásica es el de purificar el gusto, el de limpiar el alma. Usted puede oír un concierto de Beethoven o de Mozart, o de Bach, o de Chopin, y eso no le va a inhibir para después ir a bailar a La Tropical. Pero, por favor, si va a La Tropical, vaya a bailar con un grande de la música cubana.

Escojan, no se conviertan en robots, no se conviertan en repetidores de modas, sean seres humanos individuales. Lo más lindo, lo más hermoso que tiene un joven, lo más hermoso que tiene un hombre o mujer es ser uno mismo, y para ser uno mismo lo primero que hay que hacer es pensar y sentir como uno mismo, no como siente el amigo, la amiga, o como lo que está de moda. Prueben, prueben, yo creo que Beethoven no pierde nada con que no lo consuman las nuevas generaciones, los que pierden son las nuevas generaciones.

Frank Fernández en Con 2 que se quieran



Frank Fernández en Con 2 que se quieran
Entrevista realizada al maestro Frank Fernández en el programa “Con 2 que se quieran”, conducido por Amaury Pérez.

Frank Fernández y algunas personalidades amigas

Pablo Milanés, Chucho Valdés y Frank Fernández



Tata Guines, Frank Fernández y Dani Rivera



Alina Neira, Frank Fernández y Cesar Portillo de la Luz



Adalberto Álvarez, Frank Fernández y Pancho Amat



Pancho Amat y Frank Fernández

Entrevista de Radio Reloj al Maestro Frank Fernández / 30 de junio de 2014.



El maestro Frank Fernández

Periodista: ¿Cómo llega el maestro Frank Fernández a su aniversario 55 de vida artística?

Maestro: Bueno, más viejo. Realmente me siento muy contento, no satisfecho, porque cuando uno ya aprende a valorar y a respetar el arte, satisfecho es muy difícil que uno se sienta, pero sí muy contento, porque casi, casi todos los empeños de mi vida los he podido cumplir. El primero y mayor de todos ha sido, el llegar a ser concertista naciendo en un pueblo del  campo oriental, donde los elementos culturales, como seguramente, tú debes saber, eran la Banda Municipal y la Academia de Música de mi madre, allí no había más que eso y mucha gente me desestimuló, diciéndome que para ser concertista había que nacer en La Habana, había que tener una familia y un ambiente de mayores niveles culturales. Pues ese ha sido el sueño más grande de mi vida y dedicado, además, a la memoria de mi madre, que antes de morir, cuando yo tenía seis años, me dijo: “Mijo, no abandones nunca el piano, tú tienes talento “ o “Tú tienes talento , no abandones nunca el piano”. Así,  llego a los 70 y confieso que sigo tratando de aprender, sigo tratando de perfeccionar mis capacidades artísticas, mis conocimientos como compositor, como director de coro, eventual director de orquesta, sobre todo cuando grabo la música que compongo y como pianista, que ha sido el esfuerzo mayor o el mayor tiempo que le he dedicado a mis capacidades.

Periodista: ¿Qué significa para Frank Fernández Mayarí, su mamá, Henry Mozert y Margot Rojas?

Maestro: Mayarí es como una de las cuatro patas fundamentales de una  mesa, que ha sustentado toda mi carrera, yo siempre he dicho y repito y cada vez me convenzo más, que sin Mayarí, yo hubiera quedado cojo e incompleto. Mi mamá, es la inspiración, la soledad y al mismo tiempo mi ángel de la guarda más importante, a la cual he dedicado toda mi vida, todas las cosas buenas de mi vida. Yo pienso, que bueno sería que ella estuviese. Henry Mozert es el famoso director de coro alemán, que vino a Cuba y en un momento, donde a mí no me habían permitido la entrada al Conservatorio Amadeo Roldán, por falta de gran preparación técnica. Yo tuve que trabajar en la música popular que fue donde me dieron cabida, me siento orgulloso de lo que aprendí, pero el hecho real es que volví a Mayarí, porque yo sabía que para ser concertista tenía que tener una preparación más fuerte. Henry Mozert  cuando da el curso a los grandes directores de coro admite una serie de alumnos oyentes , yo me apunto, por Oriente me mandan como alumno oyente y en las características que Mozert hace, el me salva la vida artística porque , él dice: “Frank Fernández puede ser un gran director de coro, pero mejor pianista” .Y tú sabes que en todos los países del mundo hay cierto colonialismo mental , que lo que dicen los extranjeros, tiende a creerse un poco más, eso ni está mal, ni está bien, el hecho es que eso me consiguió la plaza de profesor y me permitió estar como profesor – alumno en el Conservatorio Amadeo Roldán y ahí finalmente, gracias a esa oportunidad conozco a Margot Rojas, que es una de las cuatro patas de la mesa, porque ella me trasmite, el conocimiento de las esenciales formas de tocar, de concebir la música del siglo XIX. ¿Por qué una mujer en pleno siglo XX tiene esa capacidad? Pues porque ella había sido alumna del último alumno de Franz Liszt; y como tú conoces y todos los oyentes seguramente saben, Franz Liszt fue considerado el más grande pianista del mundo en el siglo XIX. Y el siglo XIX es el siglo de oro del piano y eso Margot Rojas me lo trasmite a mí. Además de grandes valores humanos y esa es una pata importantísima de esta mesa que sostiene mi carrera artística,  ya que era una persona muy ética, muy genial y ella me da esos conocimientos desde el punto de vista estilístico. Es algo muy trascendente en la vida de Frank Fernández, Margot Rojas.

Periodista: ¿Cómo recuerda su estancia en Moscú?

Maestro: Moscú es otra de las cuatro patas ya van tres. Victor Merzhanov, uno de los más grandes pianistas y pedagogos de la escuela rusa de piano. Después de los principios de la escuela romántica, de la escuela del siglo XIX en el piano, el desarrollo que ha existido en la enseñanza, está en el Conservatorio Tchaikovski y allí yo, a través de ese grande de la escuela rusa de piano, aprendo, solidifico lo que Margot me ha enseñado y desarrollo al máximo de mis posibilidades, lo que hoy es considerado por muchos críticos, con mucha generosidad y con mucha solidez y antes de que me preguntes cuál es la cuarta pata, te informo que ha sido mi dedicación, mi estudio, mi análisis a las mejores tradiciones de la pianística cubana. Ahí están mis discos sobre Cervantes, Lecuona, sobre Cervantes – Saumell que es la primera grabación en el mundo que incluye todas las danzas y contradanzas, música que todavía está por hacerle justicia completamente, pero ese conocimiento de lo propio, junto con la vinculación con Mayarí al mundo de la mejor tradición popular. Ese conocimiento y estudios, de investigaciones sobre los grandes clásicos de la música cubana. Yo siempre aclaro que Cervantes y Saumell no solamente son los primeros nacionalistas, son los padres de toda la música cubana, porque hasta ellos sin quitarle méritos a Paderos, Cecilia Aristis a todos los anteriores, porque yo creo que es muy lindo sumar en lugar de restar. Si había méritos , pero la concreción, la transparencia y la fuerza que lograron Cervantes y Saumell marcaron indisolublemente una manera de sonar que ya no solamente podía ser parecido a un nacionalismo, ya no solamente era un nacionalismo con grandes influencias europeas, no, ya era una música absolutamente criolla, una música identitaria de la nacionalidad cubana y eso es mucho, se dice rápido, pero es mucho y yo me tomé mucho tiempo, empeño, sacrificio y placer en conocer eso. O sea que Mayarí la génesis, ese contacto con la música clásica y popular, sin fronteras, el conocimiento de las tradiciones del gran pianismo, de la tradición cubana, porque Cervantes en el XIX ya era primer premio en el Conservatorio de París y en esa época París era muy reconocido , mucho más que ahora, en la enseñanza del piano. Margot Rojas con la influencia de la escuela del siglo XIX y Merzhanov en el Conservatorio de Tchaikovski de Moscú, redondeando todos esos conocimientos con la más metodológica perfecta escuela pianística que es la escuela soviética, la escuela rusa, son los cuatro pilares en los que se sienta esa plataforma que me ha sostenido y que me sostiene y me sostendrá hasta el último día de mi vida. Porque es mucho lo que todavía tengo que aprender, consolidar de esos cuatro niveles de información, independientemente que yo los haya estudiado, profundizado, independientemente que haya tenido logros tan fantásticos, como que en Rusia, los periódicos me publican como el creador de la escuela contemporánea de piano cubana. Eso es un honor y siempre aclaro, es de la contemporánea, la que ellos valoran, porque la escuela de piano cubana, empieza con Cervantes y con Saumell, pero esos honores que podrán algunos pensar que los merezco o no y que están muy relacionados a que nadie había logrado antes que yo, que un pianista cubano fuera laureado internacionalmente, sin salir de Cuba, o sea todos los premios internacionales que existíamos en ese momento, todos habíamos estudiado en Europa o en Estados Unidos y yo soy el primero que con mucha fe, con mucha seguridad en el cubano, en el talento del cubano, en esa imbricación de culturas tan maravillosas, demuestro no solamente con un alumno, que el primero fue Jorge Luis Prats, después vino Leonel Morales, Victor Rodríguez, primer y único pianista cubano laureado del Concurso Tchaikovski de Moscú. Acabo de ver a Moralito en España, tiene más de catorce  premios internacionales.

Periodista: ¿Qué significa para Frank que sus alumnos sean premiados internacionalmente?

Maestro: Una victoria, una gran victoria, la alegría de ver a un hijo que se gana un diploma, que se gana un mérito merecido. Es sentirse uno callada y secretamente parte de esos lauros, sentirse uno que se lo reconozca o no, venga la ingratitud que casi siempre viene acompañada de los triunfos, se sabe que un pedazo del alma que llevó a esa gente a lograr esos premios le pertenece a uno. Es un hecho, un axioma de la vida y es muy bonito.

Periodista: ¿Cuál de los compositores cubanos le gusta más interpretar?  
  
Maestro: El último que toco, porque realmente con esta formación que te la he desglosado ha groso modo, esa formación tan atípica, nazco en cuna de clásicos, en mi casa y estoy comunicado, desde muy niño con las mejores expresiones de la tradición trovadoresca cubana en casa del Director de la Banda Municipal Martín Melende, esa formación desde muy niño muy sólida y sin prejuicios. Luego todo lo que ya te narré, pero con los baches, aparentes baches desde el punto de vista socioeconómico, de tener que recurrir a la música popular como medio de vida, pero se convierte también en una escuela. El ejercicio de la dirección coral, sigue ampliándose el horizonte y luego la venida del conservatorio, Margot Rojas y ganarme el Primer Concurso UNEAC, que fue el que me llevó a la Beca del Tchaikovski, ahora se va a celebrar un aniversario más de este concurso, que por cierto me han invitado y soy el presidente del jurado.

Periodista: ¿Dónde ha vivido su experiencia más emocionante como intérprete? 

Maestro: Hay varias una de las más emocionantes la viví en Praga, cuando fui escogido entre los mejores pianistas del mundo para ser la parte solista del Concierto # 1 de Tchaikovski, en el Primavera de Praga, de eso por cierto hay una grabación. Quisiera hacerles un regalo a ti y a la dirección con el disco grabado en Praga, el Tchaikovski – Gershwin, que contiene el concierto, el día que yo lo toqué en Praga, se cumplían cien años de que el propio Tchaikovski, había dirigido ese concierto en la Sala Svetlana. Solamente caminar por las calles de Praga yendo hacia la Sala Svetlana y pensar que por ahí podía haber estado el carruaje que llevó a Tchaikovski. Yo fui a pie desde el hotel, porque quise caminar, eso es una emoción que no te la puedo describir, no hay palabras para describir eso y luego aquella sala abarrotada, sentirme respetado, estando lumbreras del mundo entero, como Vladimir Askenasi, Rudor Serkin, como Liuba Temiofeva, como Lasarverma, pianistas incluso rusos cotizados en el mundo, los mejores y que me dieran a mí la oportunidad de hacer el concierto más tocado, o uno de lo más tocados, porque además de ese está el Concierto # 2 de Rachmaninov , está el 1 de Chopin, Shuman y Grik, estamos hablando de menos de diez conciertos, entre los que el uno de Tchaikovski, que fue el que escogieron para mí, es una de las coronas y de verdad que eso es inolvidable. Recuerdo otra gran emoción, cuando a los 19 años en el Amadeo Roldán y con el coro del Conservatorio hice el estreno de la Fantasía de coro, orquesta y piano de Beethoven. Yo me acuerdo que pisaba el escenario del Amadeo Roldán, eso es algo extraordinario y desde aquí abogo por salvar el Amadeo y espero que tú me ayudes, hay que salvar la tradición que hay en ese terreno, en esas paredes, no se puede crear por decisión de nadie en el mundo. Hay que salvar el Amadeo. Esa noche en la que los aplausos no paraban y yo tuve el honor de tocar con la Sinfónica Nacional dirigida por Manuel Ochoa,  quien fuera también el director del Coro Conservatorio, con grandes personalidades que estaban en el coro (Digna Guerra, Teresita Junco, una de las grandes formadoras de la pianística cubana, Guido López Gavilán, Daniel Marco, infinidad de  personas) y la Orquesta Sinfónica Nacional, en uno de sus mejores momentos, con el violinista, creo que argentino, SinsiaVanyú, con el primer fagó Mederson, con Lido Guarnieri, en el primer oboe, con Junco en el primer clarinete, Ondina en la flauta, Vencomo en el corno, Orestes Urfé en el contrabajo, esos son regalos de la vida, es como haber tocado un pedazo de la luna, sin tener que coger un cohete. Otras noches para ponerte otros ejemplos, cuando inauguré la Sala Dolores, la mejor acústica de Cuba  y cuando inauguré la Sala del  Sholpis Haus de Berlín. Yo fui por la mañana a ensayar y había un montón de gente que daban la impresión de mendigos, aunque luego me di cuenta que la ropa era muy buena, qué hacían allí, estaban desde la madrugada con 10 o 12 grados sobre cero, que ya es bastante frío, haciendo cola para comprar la entrada para mi concierto. Me acuerdo que estaba Farah María y tuve nueve salidas a escena, después de tocar música austriaca y alemana, toqué Mozart, Beethoven y Shuman, después de la Fantasís Opus 17 de Shuman, hay un silencio primero y de pronto empiezan los aplausos, son cuatro ejemplos de noche inolvidables, aunque no son las únicas.

Periodista: ¿Tocar el piano de Mozart?

Maestro: Imagínate, eso no fue de las presentaciones porque no era un concierto público, pero es de las últimas emociones, más bien eso es  como un gran premio, eso es como que te den el premio de 17 concursos o te otorguen el Granmy de honor histórico, que le otorgaron a Formell, después que muchas veces se le podían haber otorgado, pero que bueno que por lo menos al final de su vida, le dieron un pedacito de lo que se merecía. Así es la vida, por eso no hay que hacerle mucho caso a los premios que otorgan las personas. Pero ese tipo de cosas, de poder un día, estar en contacto con la casa de Mozart.

 Periodista: ¿Cómo fue?

Maestro: Fue, primero inesperado, porque, yo quería ir allí sabiendo que eso es una casa museo y que si tú haces la cola y pagas un diezmo puedes entrar, pero la sorpresa fue que gracias a algunas personas amigas y a la información que había provocado mi concierto en ciertos niveles de la cultura, pues ya en el Sansburgo se conocía de mi visita y cuando llegué me recibió el Presidente de la Sociedad Mundial Mozart, Yohan y Ana su esposa, encantadora, estaba Mayito, un pianista cubano que me ayudó muchísimo y yo fui allí y resulta que lejos de cobrarme la entrada de hacer cola, me estaban esperando con los manuscritos de Mozart, de una de las obras que yo había tocado en el recital. Cuando me llevaron a las bóvedas donde están todos los documentos de Mozart hay seis vidrieras que se alternan los manuscritos están cuidados con temperaturas especiales y en la primera vidriera veo yo, el facsímil y le digo a Yohan: “Mire que casualidad esta obra yo la acabo de tocar en mi recital, aquí en Austria”. Me dijo: No, no es casualidad, yo oí su interpretación y esto es algo que usted se merece. Estar allí en la casa, ver  los salones donde él vivía y llegar al de arriba donde está su último clavicémbalo y su último piano, que fue con el que el hizo la gira a Viena. Hay un cordón enorme forrado de terciopelo y la guía de la delegación norteamericana (más de 35 pianistas y profesores), le habló de dos jóvenes laureados a Yohan, uno principalmente muy importante y le dice ella: Cuánto honor sería para nosotros de poder tocar el piano del gran maestro Mozart y él dice :”Bueno, es una alegría que estén aquí todos, hoy el piano de Mozart  es para el maestro cubano”. Entonces yo casi no me lo creo y allí fui y toqué. Todavía yo estoy analizando, que fue lo que sentí, porque no me acuerdo. Es como si fuera un hueco negro, un bache, cuando me senté y pude tocar aquello donde estuvieron los dedos de Mozart. Es algo que me nutre el espíritu, todavía al cabo de no sé cuantos meses, quiero verbalizar el sentimiento y no lo logro, es algo muy grande, el estado anímico que provocó eso.

Periodista: ¿Qué opinión le merece a Frank Fernández la explosión numérica que tiene la música popular cubana?

Maestro: A mí me parece que mientras sean buenas es muy bueno que florezcan, creo que todas no van a trascender, creo que la historia tiene esa espada bien afilada, donde te deja a ti crear. Es cierto que se ha salido de la mano, se ha convertido en una moda que se hace una buena orquesta y cuando tiene un poco de éxito se separan la mitad de los músicos y hacen tantas orquestas como músicos se separan, pero yo repito, mientras toquen bien, a mí no me molesta y la historia se va a encargar de decir, tú si quedas y tú no quedas. A mí lo que me preocupa es la explosión numérica de la chabacanería y el mal gusto que ha habido en Cuba y que hay en Cuba con grupos que no son de buenos músicos populares, de grupos de personas que no son ni buenos, ni populares y que incluso se hacen famosos porque ha habido un deterioro en el gusto popular y el gusto se educa. A nosotros los mayores se nos ha ido de la mano, cada cual que se coja su pedacito de responsabilidad. Yo siento que he luchado y sigo luchando por el buen gusto y por todo lo que defienda la identidad de mi país. Se ha colado, una explosión numérica del mal gusto y chabacanería y que está atrofiando los cerebros y el alma de las jóvenes generaciones.

Periodista: ¿Por qué la música de concierto no ha tenido la misma creatividad? 

Maestro: Yo creo que la música de concierto si ha tenido la misma creatividad. Lo que no ha tenido la misma aceptación, la misma promoción. Ahora mismo en el Festival de Música Contemporánea, se han oído cosas muy bellas y en el Encuentro de Jóvenes Pianistas se tocó por Carla Martínez una obra del compositor Juan Piñera, que es una excelentísima obra. Si hay una gran creatividad en la música clásica cubana, lo que no hay es divulgación. Cada época tiene su música. No es solamente si es clásica o popular , en unos años triunfantes en una gran euforia sobre la educación y que todos tenemos que alfabetizarnos , cuál es una de las músicas que más florecen; las mejores tradiciones de la música popular bailable; las mejores tradiciones de la trova, primero con el feeling , canciones preciosas; y las nuevas tradiciones con la nueva trova, con temas llenos no solo de valores amatorios, sino también de filosofía y de literatura de primer nivel con bellísimas músicas. En ese momento se hablaba de cultura, de la educación, del desarrollo y se le daba un interés extraordinario. Parece que ahora algo está pasando, aunque yo creo que no es ahora, yo digo que lo que estamos recibiendo ahora en la cultura fue lo que hicimos hace diez años y lo que estamos haciendo ahora se verá dentro de diez años. Por favor “al combate corred bayameses, que la patria os contempla orgullosa”, que no acaben con ella con tanta pornografía disfrazada de canto popular.

Periodista: ¿Cómo ha podido la música cubana sostenerse a pesar de las campañas contra los intérpretes cubanos en los Estados Unidos?

Maestro: Por su gran calidad, ni Estados Unidos, ni ningún país del mundo puede desprestigiar la calidad de los músicos cubanos, ni de la música cubana y cada día más a nosotros nos dejan ir al bate pocas veces, pero cuando no los permiten es jonrón o como mínimo un doble o un triple. Yo estoy viendo, por ejemplo, en canales bastante criticones y desafectos de Cuba y le dedican programas especiales al cine cubano. Siempre tratan de criticar la película que más enseñe la parte fea de Cuba y de alguna manera algunos cineastas se han  prestado para fotografiar las partes más feas, porque saben que eso tiende a facilitarle la promoción. Pero sea como sea es cine cubano y de mucha gente buena que además está aquí  y hay algunas producciones de muchísimo nivel que no tienen que ver con esas alusiones que yo hice y que son súper respetadas en el mundo. Toda la producción de Tetón, es una cosa que cada día que pasa crece, Humberto Solas, Femando Pérez, son gente de primerísimo nivel. Actores y actrices tenemos a Deysi Granado, Raquel Revuelta, Sergio Borrero. Cuba no la opaca nadie. Nos siguen haciendo daño, nos siguen tratando de desprestigiar, pero donde quiera que haya un artista cubano la gente reconoce que hay una fuerza creadora extraordinaria y eso es Cuba.   

Periodista: ¿Cómo usted ve el futuro de la pianística cubana?

Maestro: Lo veo por una parte muy sólido, lo veo muy promisorio. Cuando lo procesos de desarrollo están bien afincados tienen sus altas y bajas, tienen sus momentos de esplendor y de menos brillantez, pero ya no son eliminados nunca. Por otra parte lo veo con algunas preocupaciones es que la música de concierto o llamada clásica sigue teniendo menos promoción que antes. Tenemos pocos teatros, solamente algunos que se mantienen por la Oficina del Historiador, creo que hay que hacer grandes esfuerzos y creo que el Ministerio de Cultura está poniendo gran atención sobre eso. Esto implica que hay poco trabajo y que hay mucha emigración de tipo artístico, poco económico – artístico, porque se dificulta el trabajo para los jóvenes talentos aquí. Tu pregunta tiene dos formas de contestarse. Desde el punto de vita de la promoción lo veo un poco mal, con falta de apoyo. Desde el punto de vista de la creatividad, de lo que producen los profesores, del talento de los jóvenes pianistas cubanos lo veo maravillosamente bien.

Periodista: Recientemente le llegó la noticia de que el presidente de Rusia le otorgó la medalla Alexander Pushkin. ¿Cómo le llegó la noticia? ¿Qué significa para usted?

Maestro: Así es. La primera cosa importante la acabas de mencionar, es una medalla. Primero lleva el nombre del famoso escritor Alexander Pushkin, ya eso es un mérito, como cualquier premio que te den que lleve el nombre José Martí. Yo me imagino que para un cubano es motivo de orgullo. Lo segundo es quien la otorga, porque no la otorga ni el parlamento, ni el Consejo de Estado, ni el Buró Político, la otorga el Presidente de Rusia, tiene que ser firmado el decreto de otorgamiento por el Presidente de Rusia y en unos momentos en los que Rusia está participando en el mundo con tantos conflictos, con tanta valentía, bravo para Rusia, pero, con tanto enemigo que se le ha ajuntado en contra para seguir tratando de perpetuar y agrandar el poder hegemónico del gran imperio, yo me siento doblemente honrado de que el presidente Putin, que ojalá tenga posibilidad de saludarlo en algún momento, haya firmado el decreto para esa medalla que aún no se me ha entregado, me llamó el excelentísimo embajador Caminando Rusia estando en mi provincia, en mi pueblo para darme la noticia. Esto es una casualidad buena, bonita. Estaba ensayando con Silvio, el concierto que íbamos hacer en Mayarí, una vieja promesa. Fue un proceso de amistad de hace como diez años, que yo le dije: “Quiero que vayas a mi pueblo” y él me dijo: “Y yo quiero que tú vayas al mío”, nos hicimos la promesa.

Periodista: ¿Desde cuándo no iba a Mayarí?

Maestro: Yo fui a Mayarí hace como dos años o tres y estaba ahí con una pequeña discusión que parece que me van a cumplir. Hay gente muy linda, muy buena que parece estar cumpliendo con su palabra y me dio muchísima alegría y ya con la que tenía de que Silvio iba  a mi pueblo, que yo iba a seguir también en Holguín con la presentación de un momento importante de mi vida en este año que fue montar el famoso quinteto de Schubert, La Trucha, que es un monumento de obra son cinco movimientos y lo preparé con gente de Camagüey, de Guantánamo y de Holguín. Y allí se dio después de los dos conciertos con Silvio, la oportunidad de hacer eso que también fue fenomenal. Allí después de un ensayo, estando en la casa, me llamó el embajador Caminan, y me dijo: “Tengo la alegría, el honor de decirte que el presidente Putin acaba de mandar el decreto del otorgamiento  del primer artista cubano que recibe la medalla Alexander Putchkin”. Es una medalla que independientemente tiene connotaciones humanistas y no cabe duda que se le entrega a personas que contribuyan de alguna manera a la unión de su país con Rusia. Es una medalla que ante todo tiene que tener una obra de la vida en la especialidad, política, científica o cultural de primer nivel mundial. No es una medalla que se otorga por buena gente o por cariñoso. Está implícito el cariño y el respeto a Rusia, está implícito el deseo de unión, la actitud humanista de la persona a la cual se le otorga , pero no se le otorga a personas por cualidades éticas, se le otorga a personas por cualidades en su especialidad, en este caso estéticas y eso a mí me llena de orgullo. Da la casualidad o quizás no es la casualidad, quizás es una coyuntura tremenda. Yo soy un martiano furibundo y este año me entregaron la Sociedad Cultural José Martí, también el premio José Martí, que fue Al único intelectual cubano que se le entregó. Pensando siempre en los que han hecho posible que estas cosas lindas existan le quise dedicar, aunque ya no está muy de moda, esos premios a Fidel. Lo ratifico aquí y que me responda si se enteró. Como a veces no se entera de todas las cosas, según el mismo ha dicho, ojalá se entere de esto.

Periodista:¿Qué significa Fidel para Frank Fernández?

Extraordinario. Conocer a Fidel es como haber conocido a Bach, a Beethoven, conocer a esos grandes hombres del arte, de la ciencia. Fidel no es un político, es un humanista, un guía, un visionario. Fidel es una especie de monje. Es algo muy grande y creo que estamos demasiado cerca, porque lo tenemos todavía en vida.